sábado, 5 de marzo de 2011

Datos de Clarín

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Muy buen trabajo de los compañeros de La Cámpora La Matanza

viernes, 4 de marzo de 2011

Vetocracia? si... en la CABA

miércoles, 23 de febrero de 2011

La desocupación bajó al 7,3 por ciento


La desocupación bajó al 7,3 por ciento


Las cifras oficiales muestran una baja en la tasa de desempleo en todo el país. Los expertos señalan que la caída se explica más por la baja en la cantidad de gente que busca trabajo que por la creación de nuevos puestos.
La tasa de desocupación se ubicó en 7,3 por ciento en el cuarto trimestre de 2010, con una caída de 1,1 punto porcentuales respecto del mismo período de 2009, informó ayer el Indec. Esa mejora no se explica por una mayor creación de empleo, sino por la reducción de la tasa de actividad. Si la comparación se realiza frente a 2008, antes del cimbronazo de la crisis internacional, el estancamiento en el mercado de trabajo es evidente, pese a la recuperación del rumbo ascendente que siguió el nivel de actividad económica. Los datos refuerzan la idea de que el fuerte crecimiento económico de los últimos años fue traccionado por el sector productor de commodities industriales, intensivo en capital, y el agro, que históricamente tiene escaso impacto en la generación de empleo.
Variables macroeconómicas relevantes como el PIB, la utilización de la capacidad instalada, la inversión bruta fija o el comercio exterior muestran una clara recuperación frente a 2009 y en general también superan los niveles que registraban en 2008. Buena parte de esta dinámica positiva se explica por las medidas fiscales contracíclicas adoptadas por el Gobierno, como el fuerte aumento en la inversión pública, la continuidad en la mejora de las jubilaciones o la Asignación Universal por Hijo, además de políticas de control sobre el ingreso de las importaciones que desplazan producción nacional.
La dinámica del empleo es frecuentemente más esquiva en el despegue del ciclo económico, porque cuando comienza el derrape se destruyen muchos puestos de trabajo que después cuesta recuperar. “Sin embargo, ya se acumulan varios trimestres de crecimiento ininterrumpido y el empleo no reacciona. La situación se encuentra relativamente estancada si se contrastan los últimos datos con 2008 e incluso frente a 2007”, indicó a Página/12 la investigadora de Cifra, Mariana González. Esta lenta respuesta del empleo se da incluso con políticas que tuvieron buen efecto, como el Repro, que aplicó el Ministerio de Trabajo, que subsidió a los empresarios para que retengan aquellos puestos de trabajo que peligraron en la crisis.
En el cuarto trimestre de 2010 el nivel de desocupación se ubicó en 7,3 por ciento de la población económicamente activa, mientras que el nivel de empleo en 42,4 por ciento de la población total. La tasa de actividad, entendida como la población económicamente activa en función de la población total, fue el 45,8 por ciento. En la comparación frente al mismo período de 2009 la desocupación bajó 1,1 punto porcentuales, aunque la tasa de empleo se mantuvo estable. Pero la población activa se redujo 0,5 punto. Esto marcaría que la reducción en el desempleo no se debió a la creación de puestos de trabajo sino a la menor tasa de actividad, que se define como la suma de los ocupados y los que buscan trabajo.
Como el empleo quedó estable, bajó la cantidad de personas que buscan trabajo, lo que se denomina “efecto trabajador desalentado”. Pero en el actual contexto de crecimiento económico ese fenómeno no parece viable. La hipótesis que manejan en el Indec es que la mejora en el ingreso del jefe de hogar puede incidir en que otros miembros del grupo familiar cuyo aporte es secundario dejen de buscar empleo.
La comparación con años previos da cuenta del relativo estancamiento en el mercado de trabajo. En el cuarto trimestre de 2008 la tasa de empleo fue 42,6, con el mismo nivel de desempleo. En 2007, la tasa de empleo fue 42,1, apenas por debajo de la última marca, y el desempleo, 7,5 por ciento. Sin embargo, la economía creció fuertemente respecto de ese período. La intención del Gobierno es que a fines de 2011 se pueda llegar a un nivel de desocupación mínimo, alrededor del 6 por ciento. Sin embargo, el objetivo parece difícil de alcanzar con la actual velocidad en la generación de empleo.
En tanto, la subocupación (que se compone por los empleados en menos de 35 horas semanales) se redujo a 8,4 por ciento, frente a 10,3 en que estaba un año atrás. Los subocupados demandantes (que buscan mejorar su condición laboral) fueron el 5,5 por ciento, contra el 6,9 de 2009. Mientras que la tasa de no demandantes fue de 2,8 por ciento, una baja anual de 0,6 punto porcentual.
Fuente P12

jueves, 17 de febrero de 2011

LAS RAZONES DE LA INFLACION Y LAS POSIBLES SALIDAS


Puja distributiva
La suba de precios es la única variable que no aparece alineada en un proceso económico virtuoso. El debate sobre qué hacer.




La política económica continúa exhibiendo resultados positivos. Crecimiento a tasas chinas, mantenimiento de superávit gemelos, acumulación de reservas, desendeudamiento histórico, mejora en la distribución del ingreso y disminución de la desocupación son algunos de los ítems que sustentan la afirmación inicial. La inflación aparece como el único aspecto que exhibe un comportamiento alejado de las pretensiones gubernamentales.
Aunque los índices inflacionarios están muy lejos de ser incontrolables, como pretenden instalar ciertos sectores, el aumento de los precios domésticos es notoriamente superior a las cifras reflejadas por el índice del Indec. Tal como aconteció en el Brasil de la década del setenta, en la etapa de despegue de Corea de Sur o en la misma Argentina del período 1964-1974, las altas tasas de inflación no obstaculizaron el fuerte crecimiento del PIB.
Eso no quita que sea un tema que requiere un abordaje específico. Los recientes anuncios referidos a la celebración de un acuerdo técnico con el FMI para la elaboración de un IPC nacional, el recibimiento de Amado Boudou del informe elaborado por el Consejo Académico interuniversitario y la convocatoria a un acuerdo social tripartito son actitudes que revelan que esa temática pasó a formar parte de la agenda gubernamental.
En el mismo sentido, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner planteó la necesidad de “racionalizar la puja distributiva a través de las instituciones”. Las causas que expliquen las razones de una dinámica inflacionaria pueden ser múltiples. La excesiva presión de la demanda es el enfoque convencional adoptado por la ortodoxia económica. Partiendo de ese diagnóstico, los economistas del establishment proponen un recetario destinado a “enfriar” la actividad económica.
La experiencia argentina enseña que la aplicación de esas medidas genera resultados muy frustrantes en términos de crecimiento y empleo, y escasos logros en materia de contención de precios.
Como señala el investigador de la Universidad de Luján Fabián Amico (Inflación de costos y conflicto distributivo en Argentina: un análisis de la etapa reciente) “el ejemplo es la recesión de 2009: hubo un brutal ajuste contractivo (según datos oficiales, el PIB pasó de crecer casi 7 por ciento en 2008 a estancarse completamente en 2009) en tanto la inflación pasó del 22 al 15 por ciento. La mayoría de los analistas coincidió en que eso fue así porque cesó la presión exógena con la caída de los precios internacionales. De hecho, en 1991, y aun partiendo de un tipo de cambio real muy atrasado, a Cavallo le llevó dos años llevar el índice de precios a niveles bajos”.
Desde el campo heterodoxo, la dinámica inflacionaria encuentra otras explicaciones. Entre ellas, la existencia de una estructura económica oligopólica que permite a las empresas incrementar sus rentabilidades echando mano al aumento de precios, las consecuencias derivadas de los shocks externos (por ejemplo, el aumento del precio de los alimentos) o las modificaciones en el tipo de cambio.
En el trabajo mencionado, el investigador de la Universidad de Luján adopta otro punto de vista. Amico entiende que la inflación tendencial argentina se debe al aumento de los costos y/o al conflicto distributivo.
“La fuerza de trabajo es un ‘insumo’ clave que, en un contexto de altas tasas de crecimiento económico, puede experimentar su-bas reales en su ‘precio’. Puesto que el mantenimiento de altas tasas de crecimiento supone menores tasas de desempleo y en algún punto aumenta el poder de negociación de los trabajadores, las subas del salario nominal pueden implicar aumentos reales y mejoras en la calidad de vida, al tiempo que una mejoría tendencial en la distribución de la renta”, explica el investigador de la Universidad de Luján.
La recuperación salarial “empuja” a las empresas a ajustar los precios para defender la participación de las ganancias en el ingreso. Ese proceso estaría tornando persistente y gradualmente creciente la tendencia inflacionaria.
Amico advierte que “si el Estado no interviene explícitamente en el proceso mismo de formación de precios y costos de la economía, la ‘mano invisible’ del mercado puede terminar en una aceleración de la inflación y conducir a posteriores desequilibrios mayores (devaluaciones) que terminen forzando la contracción de la demanda agregada y la interrupción del proceso de crecimiento”.
Por todo ello, el investigador concluye señalando la importancia crucial de las políticas de ingreso como recurso básico para no interrumpir el proceso de crecimiento
 Diego Rubinzal

Primer Museo glaciológico argentino

La Presidenta Cristina Fernández inauguraró el primer museo glaciológico de la Argentina. El Glaciarium es un espacio donde se difundirá información sobre los glaciares, y se fomentará el compromiso y toma de conciencia de la importancia del cuidado ambiental. "Es un lugar para visitar, para interpretar la naturaleza y de visita casi obligada antes de visitar el glaciar de manera de poder entender el fenómeno y comprenderlo en términos de historia y de geología".


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