sábado, 15 de enero de 2011

Campaña del desierto - Historia de un país. Argentina siglo XX

La próspera economía de fines del siglo XIX implicó la conquista de los territorios de la Patagonia, que estaban ocupados por poblaciones que fueron convertidas en víctimas del proceso de modernización del país: la llamada "Conquista del desierto". A lo largo del siglo, distintas voces han aportado muy diversas visiones sobre este acontecimiento ¿Cómo pensar hoy lo sucedido?

MANO DURA


El ex presidente, Eduardo Duhalde, señaló sin reparos que volvería a hacer "lo mismo" en Puente Pueyrredón; lo que implicaría otra vez, la muerte de dos personas como ya ocurrió con Kosteki y Santillán. Además señala: "seré el presidente del orden"

Télam Buenos Aires, 20/12/2010<br />El ex presidente <br />Eduardo Duhalde encabezo esta tarde el lanzamiento de su <br />precandidatura presidencial por el Peronismo Federal (PF), en un <br />acto que se realizó en el complejo Costa Salguero. Foto: Alejandro Moritz/Télam/cf

   Eduardo Duhalde, candidato del "orden" propone más mano dura y, sin remordimiento, señala que volvería a hacer "lo mismo" que hizo en Puente Pueyrredón cuando asesinaron a Kosteki y Santillán.

Dice Duhalde en La Nación: 
"Supongamos que usted es presidente, tiende la mano, propone un consenso de convivencia, y la respuesta es otro corte del puente Pueyrredón, ¿qué hace?
-Lo mismo. No se permite el corte."
El ex Presidente, se indigna con la legislación argentina y señala que "es muy permisiva". "Este país necesita orden y paz para progresar" y asegura que el Estado "tiene el monopolio de la fuerza y que debe utilizarla".
Con respecto a los piquetes, Duhalde señaló: "Yo tuve problemas, precisamente, porque no dejaba entrar a los piqueteros con máscaras en la Capital Federal. Pero este Gobierno hace de la no represión una cosa positiva, pero es absolutamente negativo. Es una responsabilidad inherente al Estado, que tiene el monopolio de la fuerza y debe utilizarla. Eso no significa salir a matar a nadie. Hay que lograr el orden y la paz con consenso, que es fundamental".
Sin embargo, tras hablar de Paz, señaló que volvería a hacer lo mismo en Puente Pueyrredón que cuando murieron Kosteki y Santillán.
Además, consideró que no hace falta la orden de un juez para lanzarse a la represión: "No hay necesidad de pedirle nada al juez. Es propio del funcionamiento del Gobierno. Y la policía tiene que superar en mucho el número de manifestantes. Si hay una movilización de 40 tipos cortando una calle, usted debe mandar 200 policías, sin armas, y camiones para meterlos presos. Y algo más: ¡hay que fotografiar a todos e identificarlos para someterlos a un juicio penal! De ese modo, ellos saben que serán identificados cometiendo un delito. Y a la segunda vez no lo hacen porque los meten presos".
Asimismo, propuso una suba de tarifas y una reducción de los subsidios, lo que también aumentaría el costo de vida:  
"-¿Tarifas? ¿Suba de gas, luz, agua?
-Hay que hacerlo de manera progresiva porque, si no, va a pasar lo de Bolivia.
-¿Mantendrá los subsidios, que este año oscilarán entre 48.000 y 60.000 millones de pesos?
-Es uno de los temas prioritarios. Hay que reducirlos".
Así, Duhalde se acerca en sus posturas a Mauricio Macri; una derecha dura que habla de "orden" y "seguridad" pero que omite cuestiones básicas como la educación y la salud.
Si tenemos algo de memoria, esta es la “mano dura” de Duhalde. De sólo imaginarlo como presidente siento escalofríos.
kosteki1
images

miércoles, 12 de enero de 2011

Nada Personal - Maria Elena Walsh

Han pasado cincuenta años pero no la conmoción que me produjo su show Canciones para mirar, que estrenó el verano de 1961 en el primer festival de arte para chicos, en la ventosa Necochea, y a partir de marzo en el Teatro San Martín, inaugurado por esos días. Los espectáculos infantiles de entonces eran una sarta de tonterías, parecidos a los programas de entretenimiento para grandes en la televisión, pero a los gritos y marcando más las palabras porque en esa época todos los nenes eran bobos. María Elena cambió eso para siempre. No tenía hijos ni sobrinos para quienes componer. Hija del director de la estación Ramos Mejía del ferrocarril británico del Oeste, que le leía las nursery rhymes sajonas, escribía para sí misma, rebuscando en su propia infancia. María Elena apelaba al desenfado del humor y de la inteligencia, que conservaba en estado puro, como los chicos antes de que los aplanen las instituciones de la educación y de la cultura.

En la década de 1950 había viajado a París, alejándose de un desengaño amoroso, después de cubrir con pétalos de flores el lecho que iba a compartir con alguien que no podía disfrutar de ese romanticismo infantil. Allí formó un dúo con Leda Valladares, la gran investigadora y recopiladora del folklore argentino, que fue su maestra. Leda con guitarra y charango y María Elena con bombo y caja tocaban en un cafetín de la Rive Gauche en cuyo guardarropas se ganaba unas monedas Pepe Fernández, su más íntimo amigo de la adolescencia. Durante un tiempo de mi infancia tomé clases de piano con Pepe, que todavía era persona y no zamba. Mientras aguardaba mi turno, no podía apartar la vista de una foto que Grete Stern le había tomado a María Elena, adolescente pecosa con un cuello enorme que desbordaba de su sweater, asomada a la ventana para mirar el mundo con sus ojos de agua. Los gallegos Fernández, la británica Walsh, la alemana Stern y los moishes Verbitsky, todos vivíamos en Ramos Mejía, que por entonces era un pueblito de la provincia de Buenos Aires. Pepe también tenía otras fotos: María Elena en bicicleta, en la misma época, con un jardinero de lona; Leda y María en el boliche francés, con ponchos exóticos. Me las mostraba y no podía imaginar que existiera una mujer más bella. Por distintas razones, ella fue nuestro amor imposible. Cuando María Elena volvió a la Argentina, Pepe me llevó a conocerla, en la casa modesta a la que se mudaron los Walsh después de la nacionalización de los ferrocarriles, cuando debieron dejar la casita inglesa frente a la estación. Pepe recreaba aquellas historias en respuesta a mi asedio para apoderarme de todo lo que recordara de ella, que era mucho porque entonces recién estaban llegando a los treinta, que a mí me parecía una edad avanzada. Ante terceros la llamábamos La Polilla, para seguir la conversación sin intromisiones.
Iniciativa de un intendente con inquietudes, el festival de Necochea brillaba por sus buenas intenciones. Pero María Elena y Leda eran otra cosa, una exquisitez que cortaba el aliento. Cantaban con un somero vestuario de juglares, que en mi recuerdo se lograba con unos recortes de paño de colores sobre sus mallas negras, mientras la actriz Laura Saniez se hacía la vaca estudiosa, la hormiga Titina o la pájara Pinta y los nenes enloquecían. Cuando María Elena decía “La luna es redonda” mientras con sus manos dibujaba un cuadrado en el aire, las palabras para explicarle se les hacían un nudo en los labios, más lentos que sus cerebritos alerta. No hace falta que cuente las historias deliciosas de esas canciones, en las que cada tema recreaba un género de nuestra música entonces casi olvidada, porque ya hay tres generaciones que las conocen de memoria. Por más vieja y arrugada que sea, Manuelita es tan joven como aquella tarde de mediados del siglo pasado y sigue sin contarle a nadie por qué en ese preciso momento Leda y María Elena se distanciaron.
La otra intimidad que el pudor me impediría contar si ella pudiera leerla, ocurrió veinte años después. Comenzaba la década de 1981. Yo vivía escondido, atisbando los primeros indicios de que la dictadura no duraría todo lo que sus jefes deseaban. Alguien me dijo que María Elena tenía una de esas enfermedades malditas de las cuales no se regresa. Después de años sin vernos me largué hacia su casa sin previo aviso. Me dijo que no quería ver a nadie, que necesitaba estar sola. Y antes de que pudiera despedirme empezó a interrogarme sobre mi vida, a contarme sus presunciones y cotejarlas con mis respuestas, a preguntarme por amigos comunes. Me contó que solían creerla hermana de Rodolfo Walsh y que asentía sin aclarar la confusión. Cuando nos acordamos habían pasado tres horas. Me pidió que volviera la semana siguiente. Cuando me abrió la puerta llevaba un exótico turbante celeste como sus ojos, que dejó de usar al recuperarse de los estragos del tratamiento. En esos meses de five o’clock tea semanal sólo me crucé con la gran fotógrafa Sara Facio, con quien fue feliz por más de treinta años, y con Gabriela Massuh, la otra amiga admitida en aquella fortaleza asediada. María Elena me hacía poner discos de Bill Evans, me señalaba la escalera y me dirigía para que limpiara y ordenara su biblioteca, mientras hablábamos de los libros y de las películas y de las personas. Nada personal, porque MEW era sooooo british. Pero ni aun entonces, pese a la fragilidad extrema de ese combate por su vida, perdió un pedacito de su dignidad y de su orgullo. Alguien me había recomendado un tipo de gimnasia adecuado para después de la cirugía y del tratamiento químico y yo se lo transmití a Sara. No recuerdo las palabras que siguieron al inicial “¿Y a vosh qué te pasha?” con que me atajó la semana siguiente, pero todavía siento la furia de sus ojos fulminándome por haber hecho algo a sus espaldas, como si alguna vez alguna cosa hubiera podido escapar a su control. Por uno de esos lugares comunes que repetimos los legos en la ciudad alisada por el sicoanálisis, siempre pensé que esa actitud de saber y decidir todo la había salvado. Hace dos meses, cuando un grupo de amigos me sorprendió con una fiesta por mis cincuenta años como periodista, María Elena dijo que no podía ir pero que me grabaría un mensaje. Después no pudieron mandarle la cámara prometida. Mejor así. Prefiero la imagen de las fotos que acompañan este recuerdo melancólico.

Por Horacio Verbitsky

martes, 11 de enero de 2011

Pronósticos y realidad

El FMI en su informe de octubre de 2009 pronosticaba un crecimiento del PBI del 1,5 por ciento, mientras que para la Cepal la economía crecería un 3,0. Entre las consultoras privadas, la mayoría de los analistas coincidía en que la economía no se expandiría más de un 3,0 por ciento, siendo la mayor estimación realizada un 4,2. Según todas las proyecciones, la Argentina cerrará el 2010 con un crecimiento del orden del 9 por ciento. De esta manera, se encuentra entre el grupo de países que más habrán crecido durante el año pasado.
Dado el contraste existente entre pronósticos y realidad, es interesante repasar algunas cuestiones que permitieron a la economía recuperarse de forma tan vigorosa tras la última crisis mundial, sorprendiendo a los gurúes de la ortodoxia, en cuyos pronósticos hay una combinación de fallas en el análisis y operaciones para inducir expectativas negativas que cumplan sus deseos, ante el rechazo del Gobierno al ajuste recesivo y regresivo que sí generaría ese crecimiento bajo o nulo.
1. El rol virtuoso del Estado
Se aplicó una serie de políticas con fines anticíclicos que fueron fundamentales para salir de la crisis; y en líneas generales se reivindicó la centralidad del sector público como nivelador natural de las cambiantes fuerzas del mercado. Al respecto, el paquete de estímulo anunciado e implementado por la Argentina fue uno de los más ambiciosos en términos del PBI, junto a los de China y Brasil.
2. Más inversión pública y gasto social
Fue trascendental la decisión de incrementar la inversión pública, que coadyuvó a que la inversión bruta fija se ubicara en valores cercanos al 24 por ciento del PBI. Por su parte, creció fuertemente el gasto social, destacándose la Asignación Universal por Hijo (AUH), programa que beneficia a 1,8 millones de familias y que ha sido clave para lograr una mayor y mejor inclusión social.
3. Defender y crear empleo
La creación de empleo ha sido uno de los baluartes del actual modelo, con más de 5 millones de empleos creados entre 2003 y 2009. Algunas medidas han contribuido al mantenimiento del empleo frente a la crisis. En especial, el accionar del Estado proveyendo asistencia financiera a empresas en dificultades, así como los programas lanzados para la generación de cooperativas de trabajo, líneas de crédito Pyme subsidiadas y otras iniciativas, ayudan a comprender por qué el desempleo al tercer trimestre de 2010 fue del 7,5 por ciento, cuando en algunos países europeos superó el 20,0.
4. Impulsar la producción nacional
Se priorizó la producción nacional alcanzando en noviembre valores record históricos de producción industrial fomentando la generación de valor agregado y empleo mediante la implementación de medidas de diversa índole. Al respecto, resulta irónico escuchar críticas por parte de países que se han desarrollado justamente mediante estas mismas estrategias.
5.Estabilidad macro para apuntalar el crecimiento
Argentina mantuvo los equilibrios externos e internos, hecho que ha sucedido sistemáticamente durante los últimos años, donde se registró superávit fiscal y de cuenta corriente. Si bien en los últimos meses las importaciones han venido creciendo sostenidamente, esto es una consecuencia lógica de una economía en ascenso, lo que exige redoblar la sustitución de importaciones no esenciales y mantener equilibrado el saldo de divisas a nivel empresa.
6. Política monetaria en sintonía con el modelo
El Banco Central no ha supeditado exclusivamente el manejo de la política monetaria a un programa centrado en los precios, sino que se han considerado otras variables clave para cualquier economía, como la actividad económica y la generación de empleo. La acumulación de reservas permitió morigerar los efectos desestabilizadores de la crisis financiera, mientras que los controles de capitales otorgaron mayor autonomía al manejo de la política monetaria, a la vez que desalentaron la entrada de flujos de capital de corto plazo que pudieran presionar al alza del tipo de cambio, afectando la competitividad de nuestros productos transables.
En definitiva, es revelador contraponer los augurios y recomendaciones de los sectores más ortodoxos del abanico ideológico nacional e internacional a la realidad alcanzada mediante las políticas implementadas por un Estado que se ha salido de las recetas unívocas y que ha seguido un modelo de crecimiento autónomo con inclusión social.
Se han seguido políticas heterodoxas que apuntalan la producción nacional y el empleo, con una fuerte presencia del Estado, defensa del mercado interno, administración del tipo de cambio, control de capitales especulativos, fuerte inversión pública, políticas laborales pro empleo e inclusivas. Con esas políticas no sólo se ha crecido más sino que se han mejorado las condiciones de vida de la población.

lunes, 10 de enero de 2011

Historia de un país - La década del 30

Iremos publicando un por uno los videos de este gran material sacado de canal Encuentro, el mejor canal de la tv Argentina.

En 1929, el llamado “crack” de Wall Street sacude al capitalismo y genera una gran crisis económica en el mundo. Durante esta década, el Estado cumple, por primera vez, un papel regulador ante la situación generada por la crisis, y comprueba su capacidad de influir en la economía a través de medidas concretas que favorecen a un sector de la sociedad. En la Argentina, la clase alta no logra construir un partido conservador con verdadero apoyo popular, pero consolida una alianza con la Iglesia y el Ejército, dos actores que pasarán al primer plano en la escena política nacional.

Argentina 2003-2010

Hacer click en fullscreen para ver en pantalla completa



Un muy buen trabajo que me pasó el compañero Pablo del blog Argentina 2003-2010. Realizado por Sueños Compartidos de Madres de Plaza de Mayo
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...