martes, 11 de enero de 2011

Pronósticos y realidad

El FMI en su informe de octubre de 2009 pronosticaba un crecimiento del PBI del 1,5 por ciento, mientras que para la Cepal la economía crecería un 3,0. Entre las consultoras privadas, la mayoría de los analistas coincidía en que la economía no se expandiría más de un 3,0 por ciento, siendo la mayor estimación realizada un 4,2. Según todas las proyecciones, la Argentina cerrará el 2010 con un crecimiento del orden del 9 por ciento. De esta manera, se encuentra entre el grupo de países que más habrán crecido durante el año pasado.
Dado el contraste existente entre pronósticos y realidad, es interesante repasar algunas cuestiones que permitieron a la economía recuperarse de forma tan vigorosa tras la última crisis mundial, sorprendiendo a los gurúes de la ortodoxia, en cuyos pronósticos hay una combinación de fallas en el análisis y operaciones para inducir expectativas negativas que cumplan sus deseos, ante el rechazo del Gobierno al ajuste recesivo y regresivo que sí generaría ese crecimiento bajo o nulo.
1. El rol virtuoso del Estado
Se aplicó una serie de políticas con fines anticíclicos que fueron fundamentales para salir de la crisis; y en líneas generales se reivindicó la centralidad del sector público como nivelador natural de las cambiantes fuerzas del mercado. Al respecto, el paquete de estímulo anunciado e implementado por la Argentina fue uno de los más ambiciosos en términos del PBI, junto a los de China y Brasil.
2. Más inversión pública y gasto social
Fue trascendental la decisión de incrementar la inversión pública, que coadyuvó a que la inversión bruta fija se ubicara en valores cercanos al 24 por ciento del PBI. Por su parte, creció fuertemente el gasto social, destacándose la Asignación Universal por Hijo (AUH), programa que beneficia a 1,8 millones de familias y que ha sido clave para lograr una mayor y mejor inclusión social.
3. Defender y crear empleo
La creación de empleo ha sido uno de los baluartes del actual modelo, con más de 5 millones de empleos creados entre 2003 y 2009. Algunas medidas han contribuido al mantenimiento del empleo frente a la crisis. En especial, el accionar del Estado proveyendo asistencia financiera a empresas en dificultades, así como los programas lanzados para la generación de cooperativas de trabajo, líneas de crédito Pyme subsidiadas y otras iniciativas, ayudan a comprender por qué el desempleo al tercer trimestre de 2010 fue del 7,5 por ciento, cuando en algunos países europeos superó el 20,0.
4. Impulsar la producción nacional
Se priorizó la producción nacional alcanzando en noviembre valores record históricos de producción industrial fomentando la generación de valor agregado y empleo mediante la implementación de medidas de diversa índole. Al respecto, resulta irónico escuchar críticas por parte de países que se han desarrollado justamente mediante estas mismas estrategias.
5.Estabilidad macro para apuntalar el crecimiento
Argentina mantuvo los equilibrios externos e internos, hecho que ha sucedido sistemáticamente durante los últimos años, donde se registró superávit fiscal y de cuenta corriente. Si bien en los últimos meses las importaciones han venido creciendo sostenidamente, esto es una consecuencia lógica de una economía en ascenso, lo que exige redoblar la sustitución de importaciones no esenciales y mantener equilibrado el saldo de divisas a nivel empresa.
6. Política monetaria en sintonía con el modelo
El Banco Central no ha supeditado exclusivamente el manejo de la política monetaria a un programa centrado en los precios, sino que se han considerado otras variables clave para cualquier economía, como la actividad económica y la generación de empleo. La acumulación de reservas permitió morigerar los efectos desestabilizadores de la crisis financiera, mientras que los controles de capitales otorgaron mayor autonomía al manejo de la política monetaria, a la vez que desalentaron la entrada de flujos de capital de corto plazo que pudieran presionar al alza del tipo de cambio, afectando la competitividad de nuestros productos transables.
En definitiva, es revelador contraponer los augurios y recomendaciones de los sectores más ortodoxos del abanico ideológico nacional e internacional a la realidad alcanzada mediante las políticas implementadas por un Estado que se ha salido de las recetas unívocas y que ha seguido un modelo de crecimiento autónomo con inclusión social.
Se han seguido políticas heterodoxas que apuntalan la producción nacional y el empleo, con una fuerte presencia del Estado, defensa del mercado interno, administración del tipo de cambio, control de capitales especulativos, fuerte inversión pública, políticas laborales pro empleo e inclusivas. Con esas políticas no sólo se ha crecido más sino que se han mejorado las condiciones de vida de la población.

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