Es hecho inédito
desde el regreso de la democracia que se intente imponer al Poder Ejecutivo un
presupuesto opositor. No existen precedentes de un intento de tal naturaleza ni
para Raúl Alfonsín - aún encontrándose en minoría legisativa -, ni para Carlos
Menem -cuyos presupuestos eran aprobados a libro cerrado - ni para Fernando De
La Rua - cuyas políticas económicas remataron en la monumental crisis del 2001.
Es responsabilidad de la oposición el control de las cuentas públicas,
exhaustivo y estricto, pero no le corresponde el diseño del plan de gobierno
del poder ejecutivo.

Es cada vez más evidente su odio y resentimiento. Esperaré con ansias el día de su alejamiento definitivo de la política, es increíble como sigue currando a costas de complicarle la
existencia al gobierno y por ende a la sociedad, ya es un hobby.
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